Es lógico pensar que si trabajas en una buena empresa, eres un trabajador feliz y productivo. Hay empresas que son conscientes de esto y se esfuerzan para crear un buen clima laboral. El objetivo es lograr que la vida laboral sea lo más agradable posible. Y tú, ¿no trabajas en una de ellas? Esto te va a interesar…

El proceso de selección está bien elaborado
Ser convocado para al menos dos entrevistas es un buen indicio. Las buenas empresas no solamente quieren gente cualificada, sino también buena gente, por eso se esfuerzan en construir un mecanismo de acceso que les ayude a evitar gente tóxica.

El jefe es honrado y competente
Un buen clima de trabajo empieza desde arriba. Si el jefe no es capaz de dar ejemplo y crear equipo, difícilmente los empleados van a ser capaces de construirlo. Si el que manda no es competente, los empleados no le respetarán lo suficiente.

Las críticas son constructivas
Cuando algo no sale como se esperaba, en lugar de recibir un regaño frente a otros, los trabajadores reciben un feedback que les aporta valor. Los informes de progreso y la evaluación de desempeño son una buena señal. Para un empleado, saber lo que puede mejorar es muy importante.

Existe el advocacy, los empleados son embajadores
Existe cierto afecto a la empresa, los trabajadores están orgullosos de estar allí y la recomendarían. Si esto ocurre es que, además de tener una buena comunicación interna, la empresa sabe consentir a sus empleados y saben que sin ellos no son nada. A esto también se le conoce como marca empleadora, y posicionarse positivamente, ayuda a que la rotación de personal sea menor y que la búsqueda de buenos candidatos lleve menos tiempo.

El crecimiento está permitido
Hay empresas que dan formación dentro de ésta para ayudar a sus empleados a construir una carrera. Otras, por cuestión de recursos, simplemente facilitan el acceso a algunos cursos y promueven la excelencia. No importa cómo sea la ayuda, lo importante es que la empresa se preocupe por sus colaboradores.

La cooperación es habitual
Una buena compañía no puede serlo sin escuchar a sus trabajadores, especialmente si es grande. Al fin y al cabo, cuando se trata de mejorar, nadie mejor que aquellos que desempeñan el trabajo día a día para comentar lo que funciona o lo que falla. ¿Estás tomando en cuenta los comentarios de tu equipo?.

Las malas contestaciones no tienen cabida
Todos tenemos días buenos y malos, y no siempre se puede tener una sonrisa en la cara, pero si en el trabajo siempre se escuchan discusiones es que algo se está haciendo muy mal. En las grandes empresas las cosas se solucionan hablando con calma y respeto.

El trabajo y la vida familiar es posible
Las buenas empresas son conscientes de que sus empleados también tienen vida personal y, por tanto, su política interna busca una armonía y balance en la vida familiar de sus trabajadores. La flexibilidad de horarios es un gran ejemplo de ello.

Hay gente agradecida
No se trata de dar las gracias a todos por cada cosa que hacen, pero un simple agradecimiento puntual por su esfuerzo o dedicación nunca está de más. Si el reconocimiento es algo común en una empresa, es una muy buena señal, si no se está haciendo en la tuya, comienza a implementarlo al menos en tu área; agradece o felicita a quienes están logrando los objetivos, si lo haces frente a otros, podrás motivar a quienes no estén haciendo muy bien su trabajo.

El sueldo es justo
Una buena empresa tiene que ser capaz de pedir tanto como esté dispuesta a dar. Si se quieren buenos empleados, el sueldo debe ser adecuado tanto a su cualificación como a su experiencia. En ocasiones el sueldo no puede ser más alto, pero entonces, trabaja en un buen esquema de incentivos y/o mejores prestaciones. El talento, esfuerzo y la sabiduría han de recompensarse.

¿Tienes alguna otra acción que hace que tu empresa sea mejor? Queremos conocerla, ¡compártela con la comunidad a través de los comentarios!

Artículo editado, puedes ver el original en Forbes.